miércoles, 7 de agosto de 2013

Publicar una novela

Para empezar diré que es algo que me hace mucha ilusión publicar, en breve, mi primera novela: “Para encontrar al príncipe azul hay que besar a muchos sapos” pero nunca imaginé el trabajo que esto conlleva. Les cuento un poco la historia que rodea a esta novela (que no la trama de ella. Esa se verá cuando salga a la calle y la lean). Todo empezó tal día como hoy pero cuatro años atrás, es decir, en 2009. En un principio sería un relato corto pero, poco a poco, sus personajes cobraron vida y me fueron susurrando la historia que cuento en ella. Tardé once meses en acabarla pues mi vida se fue rodeando de circunstancias que requerían de mi atención y no me permitían el seguir escribiendo, aunque lo intentaba hacer sobre todo para evadirme un poco de los problemas de salud de mi madre. Cuando ella falleció no me apetecía continuar con la escritura. Ahí entra en escena una gran amiga que me animó, de forma incansable, a tirar hacia adelante. Ella había leído el primer capítulo y consideraba que debía acabarla y publicarla, al menos intentar su publicación. Y sí que lo intenté pero sin mucho afán. Pasados varios meses de terminarla comencé la primera corrección, y es que dicen que los escritos hay que dejarlos “reposar” para que desde la distancia del tiempo se pueda reescribir. Y yo, neófita en esto de las publicaciones, pensé que esa corrección sería suficiente. Y de vuelta al cajón. Publicar un libro es muy difícil si no tienes un nombre y una garantía, la editorial, de un cierto número de ventas. Son pocas las editoriales que apuestan por autores noveles y sin pedirles dinero para la edición de la novela. El verano pasado pasé mis vacaciones en Palma de Mallorca con mi tía materna, Ana que es una gran pintora y tiene su casa llena de cuadros. Otros los regala entre los amigos. Fue ella quien me dio el empujón, definitivo creo, para intentar que la novela viese la luz y no se quedara guardada en el “cajón de los recuerdos” como sus cuadros. En septiembre de 2012 me puse de nuevo con otra corrección más. Un amigo, periodista y escritor, ya me había dicho a raíz de leer algo de la novela que habría por delante mucho trabajo hasta que viese la luz para que fuese lo más perfecto posible. Y no se equivocó. Cuando acabé de corregir y releerla una vez más la seguí guardando por miedo a cansarme de enviarla de editorial en editorial y recibir siempre una negativa. Fue en abril de este año cuando dejé que otro amigo leyera alguno de los capítulos (también quería conocer una opinión masculina sobre ella) y tan buenas eran sus críticas que fue ese el impulso definitivo para enviarla. Busqué en Internet el nombre de algunas editoriales y al azar elegí una y lo envié vía e-mail el 29 de abril. Mi sorpresa fue cuando solo diez días después de enviarla me remitieron un e-mail en el que me hacían una propuesta de edición y de ahí a firmar con ellos un contrato por tres años para que publiquen mi novela en España y la distribuyan. Desde mayo la habré corregido no sé cuántas veces… Una antes de enviarla a la editorial, otra más antes de que se paginara, otra cuando ya estaba paginada… y yo siempre cambiaba cosas. Constantemente encontraba cosas para mejorar y redactar mejor y de forma más clara. Ya me niego a leerlo una vez más así que las correcciones las anoté y ahora sólo he comprobado que los cambios estaban realizados. Quedan otros detallitos pero ya de eso hablaré cuando “Para encontrar al príncipe azul hay que besar a muchos sapos”…

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