miércoles, 19 de febrero de 2014

¿Del amor a la amistad?



Una fotografía encontrada en Facebook me ha inspirado esta pregunta. El texto que la acompaña dice “Un amigo puede acabar siendo tu amor, pero un amor no puede finalizar siendo tu amigo…” Algunos pensarán que es cierta esa afirmación mientras que otros la negarán.


Después de una relación sentimental es difícil llegar a la amistad. Siempre una de las dos partes pierde más, es decir, siente más por la otra persona incluso cuando se dice que la relación ha terminado de “mutuo acuerdo”, seguro que alguno intentaría alargarla más para ver si puede salvarla.


Hay tantos finales como personas en el universo y circunstancias diferentes que ponen el punto final a la historia de dos personas. Cuando hay hijos de por medio es conveniente, por el bien de ellos, que haya una buena relación entre los padres para que la separación sea lo menos dolorosa para los hijos. Pero esa buena relación no siempre es amistad. En la mayoría de los casos las rupturas en la que no hay nada que compartir después, origina a desconocidos con muchos recuerdos en común.


Cuando conoces a alguien e inicias un camino en compañía se comparten muchas cosas. Confidencias, inquietudes, ilusiones, proyectos, amor, sexo y altas dosis de complicidad. ¿Por qué al acabar hay que olvidarse de todo? Es lógico que para llegar a esa “amistad” tenga que pasar un tiempo y no comenzarla al día siguiente. Eso es imposible. Hay que dejar transcurrir el duelo que eso supone. 


Dependiendo de las circunstancias que hayan rodeado la ruptura, esta causará más o menos dolor a cada uno de los miembros de la pareja. En un principio es impensable que se pueda a volver a entablar ni tan siquiera una conversación cordial. Pasado el tiempo hay que borrar todos los malos recuerdos y quedarse con lo bueno vivido. Ahí se inicia el camino hacia esa amistad. Al menos es mi forma de pensar y actuar. No me creo ninguna excepción cuando personas como Bibiana Fernández o Vicky Martin Berrocal pregonan lo mismo.


Algunos de mis ex siguen a día de hoy siendo amigos míos. Compartimos, aún, inquietudes y nos prestamos ayuda si es necesario. Claro que todo esto se vuelve más complicado cuando otras parejas entran en nuestras vidas y surge entonces otra pregunta: ¿Cómo aceptaríamos que nuestros chicos o chicas continuaran siendo amigos o amigas de sus ex parejas? Reflexionamos sobre ello y otro día lo contamos.

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